sábado, 27 de septiembre de 2008

Eso que llamamos dura realidad

Sé que no se trata de llorar y ponerse a decir
"la pobre de mí". No soy pobre ni víctima.

Pero estamos de duelo. Estoy en el entierro de este amor
y lo que se siente su pérdida. Arrancarme una parte del cuerpo.

Sin salir arrancando. Asumiendo con los ojos. Dando la cara.
Sabiendo que somos libres de estar o no estar con alguien.
Respetando las decisiones del otro. Recordando qué se sentía
tomar las propias.

Sin rabia. Sin despecho.
Tratando de ser nada menos que una mujer.

Sin embargo, verte hoy. Verte fue darme cuenta de
que estamos lejos las dos. Que poco compartimos en común,
hablo desde el sentimiento, la pasión, no la anécdota.

Fue dolerme por el desamor. Fue resignarme. Fue desilusionarme.

Te siento ajena a mí en lo que más importaba.
No diré qué es aquello.
Te lo diré frente a frente,
cuando tenga más calma.

Tal vez hoy lloré por verte difunta en mi vida.
Y por la posibilidad de que no resucites ni siquiera en el plano
del amor de amiga. Y la posibilidad de que tenga que solo recordarte
en los evangelios que me inventé de ti.

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