miércoles, 7 de enero de 2009

La cosa de la virgen y la madre

Aquí estoy, con el cuerpo hecho mujer.
Con sus formas, sabores y verdades.

Me fue creciendo la gana de encontrarme con mi miedo.
Esa imagen pensada tantas veces, de mi piel envuelta en otra piel similar.

Me fue creciendo. Y me explotó la boca, la mano, el vientre.
Hasta que me atreví a reaccionar, a revolucionar mi ritmo cardíaco,
me rebelé a lo impuesto. A esa culpa paralizante y asquerosa,
tomé conciencia de la exquisitez del ser yo.

Y llegé a mí. Yo. Sola. Desnuda de la madre que recrimina con sus ojos mudos.
Arranqué de la virgen que en nada bebe de su placer.

Acá estoy, tomándole el gusto a esta piel nueva. Madura. Entera.
Me disfruto. Y me lleva, me lleva el orgasmo y su espera.

Lo siento, madre. Niña buena como tu la que tú crees... esa que muera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De lo mejor que te he leido!
Yeah! Entonces el tema ya salio?
Saludos. Un beso.

Mia Hodges dijo...

cómo van esos temas pilo?
Buen texto, me gustó bastante, en especial la última frase.
Besos!

Mia Hodges dijo...

http://retrobici.blogspot.com/