miércoles, 28 de enero de 2009

De la vieja escuela

Anoche me llamaban esos deseos de siempre,
esos de salir a la calle a encontrar ese par de ojos que me digan algo,
unbrillo,
un gesto,
nada del otro mundo, pero tampoco de este.

Y detenerme, tomar lápiz y papel.
Correr tras ella antes que se vaya,
darle el poema hecho a su medida.

Luego irme, porque solo eso buscaba,
decirle a esa casualidad que era bella y especial,
disfrutar de mi breve valentía.

Jugar a que el destino puede tomarse prestado un rato,
creer que esa doncella aparecerá tantas veces como salgas a la calle.

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Yo soy uno de esos amantes... este tema no podría ser más acertado
para mí. Será una canción de Mecano que recordaré.

sábado, 17 de enero de 2009

Esa ciencia


No dejes que las cosas te molesten toda la vida.
Despierta o duerme.
La diferencia no es diferencia.
Se siente y se olvida.

Ven a mí recuerdo viejo,
ahora que perdí tu aroma.
Y por favor, no vengas preguntándome por tu rastro perdido.
El tiempo pasó. Nada más.

No era amistad,
eran labios y piel,
más afinidad en ciertas películas y canciones.

Luego cada una ha gustado de otros ojos y confluencias
que parecían astrológicas. Y han sido bellas las pieles a la luz de la luna.
Y han pasado, como todo pasa, dejando un rastro llamado experiencia.

Nos vemos. Y punto. Punto final.

Si nos topamos en una esquina mejor hagamos un comentario climatológico y riamos, amables.

Para qué más. La gente en eventos de estos aprovecha de sacarse los ojos.
Para qué.
Mejor seguir mirando hacia adelante.

miércoles, 7 de enero de 2009

La cosa de la virgen y la madre

Aquí estoy, con el cuerpo hecho mujer.
Con sus formas, sabores y verdades.

Me fue creciendo la gana de encontrarme con mi miedo.
Esa imagen pensada tantas veces, de mi piel envuelta en otra piel similar.

Me fue creciendo. Y me explotó la boca, la mano, el vientre.
Hasta que me atreví a reaccionar, a revolucionar mi ritmo cardíaco,
me rebelé a lo impuesto. A esa culpa paralizante y asquerosa,
tomé conciencia de la exquisitez del ser yo.

Y llegé a mí. Yo. Sola. Desnuda de la madre que recrimina con sus ojos mudos.
Arranqué de la virgen que en nada bebe de su placer.

Acá estoy, tomándole el gusto a esta piel nueva. Madura. Entera.
Me disfruto. Y me lleva, me lleva el orgasmo y su espera.

Lo siento, madre. Niña buena como tu la que tú crees... esa que muera.

viernes, 2 de enero de 2009

Un beso


De boca y boca.
De labios juntos.

Me atacó un poco la idea.
Me tomó algo por sorpresa.

El cuerpo le ganó a la cabeza.
Y es poco lo que suena, pero ahi está,
de música de fondo.

Ese beso dado entre la música y la gente,
que lo invadían todo.

Y claro, el alcohol. La distorsión que me hizo bajar la guardia.

Pero bueno, debo decir que lo disfruté.