Pasó un mes y fueron mucho más de 30 días.
Patriotas, patrioteros, endeudados con el plasma,
a Plaza Italia a gritar aunque se haya perdido,
el asado, la chela, el abrazo.
El himno y de los comerciales con el discurso heroico,
vendiendo igualmente el celular y el seguro.
La gente siempre triste, por esos días, con una felicidad en forma de pelota.
Pero futbolizarse era cosa de tiempo.
En mi tele vieja grité jugadas y me mataba de la risa con la sarta de wevadas que decía Solabarrieta y compañía.
Y entre chuteos varios, fueron varios los goles que nos metieron
(o trataron) de meternos.
1. Sueldo mínimo excesivo según ministros pirañistas, que aumentaría la cesantía.
2. El Presidente Payaso merece respeto, no roterías e imitaciones, qué atroz! Gritaban histéricos los chaquetitas rojas.
3. Con criterio de gerente se fueron varios "funcionarios con fuerte sentido de servicio público" a Sudáfrica con los niños y la gordi, a ver el Mundial...
4. Larraín, cabeza de una "renovación" nacional de valores como la mujer bien casada, el pene bien cuidado por ella... ETC. Este señor suma a su homofobia, la misoginia...
5. El oficialismo quería pasar por el liebre el gato de las privadas metidas en el mismo saco de las públicas.
6. Quería decirnos que la oposición era malita por no aceptar el royalty a las mineras...
7. Plan orquestado de medios que meten miedo.
8. Plan orquestado número 2: caguémonos a la Bachelet.
Y saben qué? Ya terminó el mundial y algunos, a pesar de todo, estuvimos atentos.
Este gobierno del cambio se sienta en sus wevos creyendo que todos vemos el Kike Morandé y nos consolaremos con un par de tetas en los diarios. Pensaban que somos simplemente unos upelientos mal educados, sin boca y sin ojos.
Pensaban eso, pero se equivocaron.
Ustedes serán los que tendrán que cambiar. A fuerza de nuestras pasiones bien pensadas, de nuestros valores no transables, no vendibles.
Partiendo por el valor de la diferencia. El valor de la discrepancia. De la audacia. De la palabra insolente. De los puños hechos ideas.
Somos pueblo, no patria.
Somos individuos, no masa.
Patriotas, patrioteros, endeudados con el plasma,
a Plaza Italia a gritar aunque se haya perdido,
el asado, la chela, el abrazo.
El himno y de los comerciales con el discurso heroico,
vendiendo igualmente el celular y el seguro.
La gente siempre triste, por esos días, con una felicidad en forma de pelota.
Pero futbolizarse era cosa de tiempo.
En mi tele vieja grité jugadas y me mataba de la risa con la sarta de wevadas que decía Solabarrieta y compañía.
Y entre chuteos varios, fueron varios los goles que nos metieron
(o trataron) de meternos.
1. Sueldo mínimo excesivo según ministros pirañistas, que aumentaría la cesantía.
2. El Presidente Payaso merece respeto, no roterías e imitaciones, qué atroz! Gritaban histéricos los chaquetitas rojas.
3. Con criterio de gerente se fueron varios "funcionarios con fuerte sentido de servicio público" a Sudáfrica con los niños y la gordi, a ver el Mundial...
4. Larraín, cabeza de una "renovación" nacional de valores como la mujer bien casada, el pene bien cuidado por ella... ETC. Este señor suma a su homofobia, la misoginia...
5. El oficialismo quería pasar por el liebre el gato de las privadas metidas en el mismo saco de las públicas.
6. Quería decirnos que la oposición era malita por no aceptar el royalty a las mineras...
7. Plan orquestado de medios que meten miedo.
8. Plan orquestado número 2: caguémonos a la Bachelet.
Y saben qué? Ya terminó el mundial y algunos, a pesar de todo, estuvimos atentos.
Este gobierno del cambio se sienta en sus wevos creyendo que todos vemos el Kike Morandé y nos consolaremos con un par de tetas en los diarios. Pensaban que somos simplemente unos upelientos mal educados, sin boca y sin ojos.
Pensaban eso, pero se equivocaron.
Ustedes serán los que tendrán que cambiar. A fuerza de nuestras pasiones bien pensadas, de nuestros valores no transables, no vendibles.
Partiendo por el valor de la diferencia. El valor de la discrepancia. De la audacia. De la palabra insolente. De los puños hechos ideas.
Somos pueblo, no patria.
Somos individuos, no masa.
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