jueves, 4 de junio de 2009

Y si no le gusta, la puerta es ancha


Una mujer sola quiere salir adelante. Sin hombre por delante, ni por atrás, ni por el lado. Si ella asume esa decisión desde ya inusual, recibe no solo las preguntas clásicas, ¿cuándo te casas? ¿y los hijos?, sino que al querer responder honestamente, se le castiga.

Y se le castiga de la manera más cobarde y eficiente que tiene el sistema para hacerte saber que no eres bienvenida. Te niega con todo el poder de la ley. Solo vales en virtud de que te valide un hombre.

Usted no puede postular a esta vivienda, usted no está casada ni tiene una pareja hombre.
Usted es mujer sola.

Usted es una insolente.

Ellos dicen que si no te gusta, la puerta es bien ancha.
Mentira, primero porque la puerta nunca ha sido ancha, siempre es una angostura asfixiante.
Segundo, porque no hay puerta; las puertas son opciones.
Lo que se ofrece es darse contra la muralla.

Y sabes, Natalia?

Le vamos a doblar la mano a este sistema de mierda.
Somos dos. La cuerda es doble y costará mucho mas cortarla.

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