Y si...

Mira, yo tengo algo que decirte. No es largo.
Se resume en dos palabras.
No soy la primera en pronunciarlas.
Son milenarias.

Hace un tiempo lo siento.
Tiene que ver con darte lo mejor de mí,
y pedirte que me ayudes con lo que en mí hay de horrible.

Tiene que ver con un deseo del alma:
compartir vida contigo,
planear un futuro firme, saludable,
construyendo un presente simple y real.

Está relacionado con el brillo que llevo en los ojos,
cuando me veo al espejo.
Es que yo a veces me ensayo diciéndote eso que quiero decir.
Y la mayoría de las veces está simplemente en mi modo de caminar,
de hablar y de levantarme en la mañana.

También lo llevo en la noche,
cuando el cansancio me sepulta en la cama.
Ahí está esa manera de sentirte,
tan profunda, tan enérgica...
sol seguro que sale en mi mañana.

Yo cierro lo ojos y los abro contigo.

Y si te cuento de qué se trata?

Cuando te vea, diré.
A tus ojos hablaré con los míos.
A tu cara daré la mía,
con esta alegría
con esta sonrisa iluminada,
esas dos palabras.

Hablo por mí

Si después de tanta caída,
de tanto desamor,
de ese cariño derramado
para que de todos modos se fueran de mi lado.

Si después de ese desangrarse,
del llanto por las noches,
de devolver cosas,
de quemar otras,
de desaparecer del mundo un tiempo hasta rearmarme.

Si luego de levantarme,
de retomar la vida diaria,
de seguir creyendo en el amor,
sin recriminaciones,
sin odios,
sin despechos,
aceptando que la gente toma caminos distintos al propio.

Si después de tanto aprendizaje con eso de los golpes de la vida,
al pasar encuentro a esa mujer de ensueño...

¿No tengo derecho a soñar mi felicidad con ella?

¿Debía pasar de largo y hacer como si nada?

¿Honestidad?

Honestidad fue detenerme y acercarme.

Llega

Camino por la calle,
entre muchos y muchas,
me subo a la micro, entre muchos y muchas,
ahí llega esa presencia cierta.

Y no es que llegue.
Solo me avisa con un susurro en el oído
o un roce transparente en la mano,
que siempre está.

Visible invisible.
De aire y de cuerpo.
Árbol con raíces.
Río que me baña.
Piel curiosa.
Baile nocturno.

Yo doy gracias.
Gracias a la vida por esto.
Gracias a la muerte por no visitarme aún.
Valiente, constructora, compañera, me siento.

Llega y se queda.
Siempre permanence.
Donde esté,
me lleva.

Idea Circular

Casi desde siempre
mi expresión ha sido el poema,
mi palabra el verso;
mi música, sino el ritmo,
la cadencia.

Atendiendo a mi deseo,
hablo,
le doy vueltas a una idea ,
sólo una ,
y subir por ella quiero,
por ella bajar,
siempre de a poco,
siempre rápido,
sin saber bien qué hago.

Intuyo que ese concepto
al que voy y del que vengo,
es rojo,
me quema,
pero el azul tambien me lleva,
y con eso,
la calma llega.

La piel de gallina,
dilatada las pupilas,
saliendo por mi boca,
a montones,
borbotones hecho el palpitar,
a explotar las venas,
a reír la risa,
me ronda,
me rodea,
por dentro, y por qué no,
por fuera...
esa sola idea.

Repite,
como repite la ola,
entre ceja y ceja,
fija y certera,
una imagen y presencia,
que no es sino la tuya,
entonces este círculo cierra
con una palabra: tú.

Tú eres tú,
al revés lo mismo,
tú eres tú,
y el decirlo no basta,
qué maravilla,
no eres alguien más,
sino tú,
mi idea,
mi poema,
mi carrusel,
mi montaña rusa.

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Escrito a esa mujer que no existía, el 6 de Octubre de 2001, con esta PD:

Teniendo presnte que recibr es siempre posterior al dar, manifiesto que el "mi" y el "tener" son aplicables a personas en cuanto se les sienta cercanas e íntimas, pero libres de todo sentido de posesión.